++++ ~ Quizá hayamos vivido mil vidas antes que esta & nos emos encontrado en cada una de ellas ~

lunes, 6 de diciembre de 2010

Rondando por los infiernos.

Otra noche rondando los infiernos junto a los amplificadores, con la copa en mano, el cigarrillo sostenido por unos labios rojos.
Se ha puesto la máscara antes de salir de casa, ha tomado la bicicleta y se ha ido sin prisa, pensando en el cuerpo que iba a meterse en esa noche. En los chicos tatuados alzando el mentón. En las niñas de papá que se han escapado por la ventana para beberse una cerveza con asco y fingir que son libres, borrachas, jóvenes y fuertes.

Ella en cambio lleva los ojos morados y los labios rojos secos de amor. Ella encontró la mirada del desorden, de la indiferencia completa hacia toda clase de diversión. Y aunque la veas bailar, gritar, besar, fumar, drogarse y morirse en cualquier callejón, mis ojos seguirán diciéndote que en el fondo no siento nada.


Ella decía: “soy un bicho raro de los bajos fondos con una pretensión, voy a ganarme el mundo aunque sea dando palos.”


Lo supo el día que voló, que voló y se estrelló en mil granitos de polvo de estrellas. Y nadie le dijo que si subía demasiado alto te acaba faltando el oxígeno, que los oídos duelen hasta desgarrar, que te conviertes en cometa, en un fuego estratosférico, como aquella nave que ardió al atravesar de golpe la capa de ozono.


Ella decía: Pues yo fui cometa y sobreviví. Soy la prueba de que las estrellas a veces bajan del cielo. Y puede que mi luz no brille porque me oculto detrás de máscaras, pero de esta manera no podré volar de nuevo, no estallaré otra vez.
Una aprende de los errores y
consigue atar los sueños para no alejarse de la realidad, como quien caza un pajarillo y lo mete en una jaula
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Mi pájaro revolotea por los brazos y en ocasiones me pide dejarme llevar. Como esta noche en el puerto, con este desconocido barquero y esta botella de ginebra. Yo se lo concedo porque si no, me picotea las costillas.
Y también por otro motivo. Y es que ser una jaula a veces es muy duro, cuando mi pajarillo se sienta en la cornisa a vislumbrar el mundo a través de mis ojos me siento libre. Sí, como todos los demás. Esa es mi pretensión.
Beso, fumo, bebo y grito en plena calle que el mundo es mío. Pero vaya mentira.”







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